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3º PRIMARIA: El flautista de Hamelín (14/05/20)

Buenos días.
Hoy vamos a continuar trabajando a través de la plataforma Pupilpro.
Vamos a leer una texto sobre "El flautista de Hamelín" y, después, deberéis escoger la respuesta correcta a las preguntas que se plantean.

Un día, cuando los habitantes de Hamelín se despertaron, empezaron a ver ratones por todas partes. Corrieron presos del pánico a cerrar las puertas de sus graneros para que no se comieran el trigo. Pero esto no sirvió de mucho porque en cuestión de poco tiempo, el pueblo había sido invadido por miles de roedores que campaban a sus anchas calle arriba y calle abajo. La situación era incontrolable y nadie sabía qué hacer. Por la tarde, el alcalde mandó reunir a todos los habitantes del pueblo en la plaza principal. Se subió a un escalón muy alto y gritando, para que todo el mundo le escuchara, dijo:
– Se hace saber que se recompensará con un saco de monedas de oro al valiente que consiga liberarnos de esta pesadilla.
La noticia se extendió rápidamente por toda la comarca y al día siguiente, se presentó un joven que tan sólo llevaba un saco al hombro y una flauta en la mano derecha. Muy decidido, se dirigió al alcalde y le dijo con gesto serio:
– Señor, vengo a ayudarles. Yo limpiaré esta ciudad de ratones.
Sin esperar ni un minuto más, se dio la vuelta y comenzó a tocar la flauta. La melodía era dulce y maravillosa. Los lugareños se miraron sin entender nada, pero más sorprendidos se quedaron cuando la plaza empezó a llenarse de ratones. Miles de ellos rodearon al músico y de manera casi mágica, se quedaron pasmados al escuchar el sonido que se colaba por sus orejas. El flautista, sin dejar de tocar, empezó a caminar y a alejarse del pueblo seguido por una larga fila de ratones, que parecían hechizados por la música. Atravesó las montañas y los animales desaparecieron del pueblo.
¡Todos estaban felices! ¡Por fin se había solucionado el problema! Esa noche, niños y mayores se pusieron sus mejores galas y celebraron una fiesta en la plaza del pueblo con comida, bebida y baile para todo el mundo. Un par de días después, el flautista regresó para cobrar su recompensa. Él había cumplido su palabra, ahora le tocaba al alcalde cumplir la suya. El mandamás del pueblo le miró fijamente y soltó una gran carcajada.
– ¡Ja ja ja! ¿Estás loco? ¿Crees que voy a pagarte un saco repleto de monedas de oro por sólo tocar la flauta? ¡Vete ahora mismo de aquí y no vuelvas nunca más, jovenzuelo!
El flautista se sintió traicionado y decidió vengarse del avaro alcalde. Sin decir ni una palabra, sacó su flauta del bolsillo y de nuevo empezó a tocar una melodía todavía más bella que la que había encandilado a los ratones. Era tan suave y encantadora, que todos los niños del pueblo comenzaron a arremolinarse junto a él para escucharla.
Poco a poco se alejó sin dejar de tocar y todos los niños fueron tras él. Atravesaron las montañas y al llegar a una cueva llena de dulces y golosinas, el flautista les encerró dentro. Cuando los padres se dieron cuenta de que no se oían las risas de los pequeños en las calles salieron de sus hogares a ver qué sucedía, pero ya era demasiado tarde. Los niños habían desaparecido sin dejar rastro. El gobernante y toda la gente del pueblo comprendieron lo que había sucedido y salieron de madrugada a buscar al flautista para pedirle que les devolviera a sus niños. Tras rastrear durante horas, le encontraron durmiendo profundamente bajo la sombra de un castaño.
– ¡Eh, tú, despierta! – dijo el alcalde, en representación de todos – ¡Devuélvenos a nuestros chiquillos! Los queremos mucho y estamos desolados sin ellos.
El flautista, indignado, contestó:
– ¡Me has mentido! Prometiste un saco de monedas de oro a quien os librara de la plaga de ratones y yo lo hice gustoso. Me merezco la recompensa, pero tu avaricia no tiene límites y ahí tienes tu merecido.
Todos los padres y madres comenzaron a llorar desesperados y a suplicarle que por favor les devolviera a sus niños, pero no servía de nada. Finalmente, el alcalde se arrodilló frente a él y humildemente, con lágrimas en los ojos, le dijo:
– Lo siento mucho, joven. Me comporté como un estúpido y un ingrato. He aprendido la lección. Toma, aquí tienes el doble de monedas de las que te había prometido. Espero que esto sirva para que comprendas que realmente me siento muy arrepentido.
– Está bien… Acepto tus disculpas y la recompensa. Espero que de ahora en adelante, seas fiel a tu palabra y cumplas siempre las promesas.
Tomó la flauta entre sus huesudas manos y de nuevo, salió de ella una exquisita melodía.  A pocos metros estaba la cueva y de sus oscuras entrañas, comenzaron a salir decenas de niños sanos y salvos, que corrieron a abrazar a sus familias entre risas y alborozos.

1.  ¿Qué hizo el alcalde al ver que había cometido un error?

2.  ¿Qué nos enseña este cuento?

3.  ¿Qué ocurrió cuando el flautista comenzó a tocar la flauta?

4.  ¿Cuál era la recompensa por limpiar de ratones la ciudad?

5.  ¿Cuándo regresó el flautista a por su recompensa?


Por último, escucharéis instrumentos musicales que deberéis reconocer.

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